Maternidad planetaria en la Era de Acuario: Todos los niños son nuestros hijos

ChildrenOfWorldChoir

Muchas veces me pregunto por qué tanta gente con variados problemas y obstáculos personales, sociales o familiares para tener hijos insiste en ello, como si sus genes fuesen lo más valioso del universo, como si sólo perpetuando su sangre el resto del mundo fuera a conseguir la paz universal o la erradicación de la pobreza. Algunos de estos casos recuerdan más la patología de un narcisismo mal dirigido o de un ego desbocado que un sincero amor por la infancia.

Hace años, cuando aún vivía en Cuba y estaba en mi segunda década de vida, tomé la decisión de que no tendría hijos biológicos. Nunca me ha gustado mucho el planeta donde me tocó vivir. Así es que no quise infligir en una criatura a quien seguramente querría más que a mi vida la experiencia de venir a un mundo tan poco amable y tan lleno de peligros y situaciones a veces horrendas.

Al mismo tiempo, pensé que si el instinto materno (que jamás he perdido) me imponía el deseo ineludible de cuidar de un niño, adoptaría o apadrinaría a uno de esos pequeños que ya estaban en este mundo, y que habían sido abandonados o no tenían suficientes recursos para vivir. Me pareció una opción menos ególatra, aunque fuese más dolorosa en el plano personal. En cualquier caso, sería un acto de amor hacia mi especie, porque creo que independientemente de nuestra raza, credo o cultura, cada ser humano debería considerar a todo hijo ajeno como propio. Y de igual modo, todos deberíamos velar por el futuro de esas semillas de humanidad que son los niños.

Finalmente, hace más de un año comencé a investigar las diferentes asociaciones que existen en el mundo dedicadas a apadrinar a criaturas que viven en lugares alejados o recónditos. A veces se trata de niños que tienen familias demasiado pobres para poder proveerles educación, comida y ropa.

Children International llegó a mí como llegan a veces las señales del destino. Mientras me hallaba indecisa, un día tocó a mi puerta una persona con folletos y datos sobre esa agencia que nos permite enviar una mensualidad a una criatura necesitada de los países del Tercer Mundo. Después de realizar mi propia investigación por Internet, decidí que esa sería la organización adecuada porque podría ayudar a un niño que viviera en cualquier parte del mundo. Me dieron a escoger un país, pero les pregunté cuáles eran los más necesitados. En el listado se hallaba Filipinas. Opté por ese. En cuanto al género, preferí que fuese una niña, porque pensé que las hembras suelen tener menos oportunidades que los varones en casi todas las sociedades. Sin embargo, dejé que fuese la propia agencia quien la escogiera. No quería guiarme por razones como la belleza, la simpatía y esa clase de motivos que pueden ser muy humanos, pero a veces también muy injustos.

armae

Les presento a Armae, mi adorable ahijada filipina, un ángel que Dios puso en mi camino.

Me emocionó mucho recibir la foto de mi «ahijada» junto con sus datos y detalles de su vida. Se llamaba Armae, tenía 5 años, y vivía con un hermanito y sus dos padres, demasiado pobres para alimentar y vestir adecuadamente a sus hijos. Cuando la adopté, se preparaba para comenzar la escuela. A principios del próximo año cumplirá 7, y sigue estudiando. Cada día de su cumpleaños, recibo una nueva foto y datos sobre su vida. También le escribo cartas que le son traducidas y entregadas a su familia.

Por una de esas extrañas maravillas, Armae cumple años el mismo día y mes que yo. La coincidencia me sorprendió tanto que pregunté a la agencia si ellos habían tenido en cuenta ese dato para seleccionarla, pero me aseguraron que simplemente habían decidido según la lista de necesidades. Así es que tomé la extraña coincidencia como una señal o un guiño de Alguien que me había dado su visto bueno por mi decisión.

Mis lectores ya saben que comparto pocos detalles de mi vida personal en las redes, pero he decidido revelar este porque pienso que en un mundo donde algunos derrochan tanto, donde existe tanta maldad, miseria y egoísmo, donde la obsesión narcisista de los “selfies” y de las fotos personales solo sirven para fomentar el ego o el morbo, deberíamos tratar de usar esas herramientas para crear una red global de ayuda a los más necesitados, especialmente a los niños. La distancia o las condiciones personales ya no son excusas para no darle una mano a quien lo necesite, aunque viva al otro lado del planeta.

Una pequeña suma mensual puede cambiar la vida de una criatura y de su familia. Ojalá algunos de ustedes se animen a visitar la página de Children International (si prefieren leer en español, cliqueen en la bandera arriba a la derecha) para que realicen este acto de amor por un semejante. El mundo podría ser un lugar mejor si todos compartiéramos algo de lo que tenemos con quienes no tienen nada.

Tal vez sea cierto que la Era de Piscis ha dado paso a la Era de Acuario, donde las redes representarán las nuevas tendencias sociales, políticas y económicas para los próximos dos milenios, donde los sistemas de interacción a todos los niveles nos transformarán en una comuna global de individuos que tendrán que colaborar si quieren subsistir, donde Internet y las redes sociales han sido el primer y minúsculo paso de una tendencia hacia colectivismo que irá en aumento, y donde la suerte de cada sistema ecológico o criatura que habita en este planeta necesitará del cuidado y atención del resto. Si esto es así o no, lo dejo al análisis o creencia de cada cual. Pero lo que sí es cierto es que necesitamos que muchos dejen atrás la postura egoísta del yo-mi-mío para incorporarse al nosotros que nos permitirá sentir como nuestro lo que ocurre a los seres más desvalidos, empezando por los de nuestra propia especie.

Hay muchas Armae esperando por madrinas y padrinos lejanos. Muchos padres que tienen sus propios hijos biológicos también ayudan desde lejos a pequeñines como ella. Lean sus testimonios en la página de la organización y contribuyan a esta red global de ayuda para la infancia. Necesitamos unirnos a esta labor de amor hacia la niñez, de la cual depende el futuro de nuestro planeta.

Belize children

5 comentarios

Archivado bajo Derechos Humanos

5 Respuestas a “Maternidad planetaria en la Era de Acuario: Todos los niños son nuestros hijos

  1. alina tomas

    Gracias Daina, comparto tu sentir y me identifico con lo que dices. Siempre he sentido que estamos en este planeta para ayudarnos los unos a los otros. Creo, servir «al otro» es lo mas gratificante y una de las cosas que mas sentido y proposito le da a la vida.

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  2. Qué hermoso psot, Daína, lo comparto ahora mismo en Face. Tienes toda la razón. Abrazos desde Taos.

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  3. Franliz

    El activar nuestros genes ( padre-madre ) , para engendrar un hijo , es un acto de Amor muy importante , en orden a la naturaleza , que satisface : corazones , egoísmos e instintos , pero, no es lo esencial del Amor . El Amor es mayor en la Adopción , porque es un ejercicio de la mente y el alma del individuo , esta acción puede ser todavía interesada o compensatoria , de alguna debilidad humana , la verdadera plenitud del AMOR es DARSE .

    Adopción y Donación , maternidad planetaria de nuestro niñ@ interior , poner nuestro : Cuerpo , Mente y Espíritu en ello , porque a venido a lo » SUYO » y una vez recibido y conocido , nos hacemos UNO con todos los hijos , seremos DON A DOS .

    Algo que es incomprensible para sabios y entendidos.

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  4. Maya Islas

    Muy poderoso tus comentarios. Te agradezco que abras las puertas de la consciencia a otros. Como tú, también sentí que no quería traer niños al mundo, pues sabía que este planeta se experimentaba mucho sufrimiento. Esa decisión fue la mejor.
    La idea de poder ser madre en una sociedad donde los hijos sean de todos, y que no se enfatize tanto el elemento biológico, contiene un elemento puro ante la expansión de la consciencia. Gracias Daína.

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  5. Julio Cesar Gonzalez

    Gracias Daina, desde que te comencé a leerte por allá por 1985, con «Los Mundos que Amo», siempre supe que había una conexión contigo….

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