Mis series favoritas en 2019

THE FORSYTE SAGA

Esta es la serie más antigua entre las que descubrí este año… y mi preferida entre todas. Es más bien una miniserie con solo 2 temporadas. Salió al aire entre 2002 y 2003, y honestamente no sé cómo no está todo el mundo hablando de ella. Se desarrolla en un ambiente muy a lo Downton Abbey, aunque obviamente es anterior. Sin embargo, la trama es mucho más intensa y psicológicamente más compleja.

Su ambientación, vestuario y escenografía son exquisitos; las actuaciones, simplemente extraordinarias. Sus protagonistas son el multifacético Damian Lewis –que aquí se desdobla en un aristócrata rígido y casi bipolar, completamente diferente a su conocido personaje de Nicholas Brody, el sargento prisionero de Al Qaeda durante 8 años, en la serie Homeland–, y Gina McKee, una actriz de versatilidad envidiable, cuya frágil Irene Forsyte es lo opuesto a su salvaje rol como Caterina Sforza, en la serie Los Borgia (Showtime). Si tuviera que decir cuáles son las dos actuaciones más memorables de este año, mis galardones serían para estos dos monstruos.

La saga está basada en las dos primeras novelas y el primer interludio de la trilogía homónima de John Galsworthy. La repercusión de estas novelas fue tan grande en su época que le valió a su autor el Premio Nobel de Literatura en 1932. Confieso que no he leído las novelas, pero esta es, sin duda, una de las grandes adaptaciones televisivas de las últimas décadas.

Disponible por Amazon Prime Video ($8.99 al mes). En inglés, con subtítulos en inglés (closed captions).

 

 

 

OZARK

Una de las joyas de Netflix. Aunque ya había quedado prendada de su primera temporada el año pasado, esta segunda llevó la trama, de por sí tensa y compleja, a niveles estratosféricos que nunca imaginé posibles después de aquella inicial.

Como ocurre siempre con las buenas historias, tanto el guion como las actuaciones llevan la voz cantante en esta serie que se desarrolla en la meseta boscosa de Ozarks (Missouri), donde una familia tradicional se ve envuelta en un enredo cada vez mayor y debe sortear a la mafia, al narcotráfico y al FBI.

Desde su estreno, en 2018, la serie ha arrasado con premios y nominaciones en todo tipo de categorías, especialmente en las actuaciones, tanto protagónicas como secundarias. Los dos padres de la familia principal, Jason Bateman y Laura Linney, se convierten en dos presencias hipnóticas. Y la joven Julia Garner, como la redneck Ruth Langmore, es toda una revelación.

Prepárense a estar levantados hasta la madrugada porque, cada vez que se acabe un capítulo, los imagino diciendo: «Deja ver un poquito más de lo que pasa en el próximo»… y terminarán viendo ese otro completo, y luego otro, y… ya saben.

 

 

THE CROWN

Sobre la llegada al trono y el reinado de Isabel II. No soy muy dada a las historias de monarquías modernas (las antiguas son otra cosa), pero en este caso se trata de una serie tan bien escrita e investigada que he tenido que quitarme el sombrero y postrarme a los pies de su Majestad en estas tres temporadas. Es otra serie que ha arrasado con cuanto premio existe.

A diferencia de lo que suele hacerse en el cine o la TV, donde el maquillaje se usa para reflejar el paso del tiempo en los personajes, los realizadores tomaron la riesgosa decisión de sustituir a los actores de las dos primeras temporadas, con los que el público ya se había identificado, con otros distintos para la tercera. Quienes habíamos rezongado ante el anuncio, tuvimos que reconocer que el nuevo elenco ha resultado tan maravilloso como el primero.

La exactitud en los detalles de cada hecho histórico es milimétrica. Si se toman el trabajo de verificar las escenas o los eventos que aparecen en la serie, y buscan en Internet las imágenes históricas de los mismos, verán que todo se ha duplicado con minuciosidad, desde los trajes hasta las joyas, desde los gestos hasta los objetos. Esta precisión ha llevado a que el costo de producción en las dos primeras temporadas ascienda a $130 millones de dólares. Solamente el traje de novia de la reina, en el primer episodio, costó $35 000 dólares. Tal vez sea excesivo, pero es el presupuesto obligado para reproducir con veracidad y credibilidad varias décadas en la historia de una monarquía.

Detalles de producción aparte, se trata de una serie estupenda con grandes actuaciones. Esta tercera temporada se lleva las palmas. Cuando parecía que no se podría superar las dos primeras, el nuevo elenco y los guiones han demostrado lo contrario. Disponible en Netflix.

 

 

PEAKY BLINDERS

Basada en la historia de una familia de gánsteres irlandeses de origen gitano, que operó en Birmingham a finales del siglo XIX, muestra el ascenso del clan Shelby a través del mundo del crimen y su enfrentamiento con otras familias del bajo mundo gansteril en la Inglaterra post industrial. Sus cinco primeras temporadas están disponibles en Netflix, aunque la historia no ha concluido.

El nombre de la serie (y de la banda) tiene varios posibles orígenes. El más creíble es que en esa época se le decía «peaky» a las gorras que terminaban en una visera o ala en forma de pico. Y «blinder» era un término en la jerga de Birmingham, todavía en uso, usado para describir a alguien que brilla o se destaca por su apariencia elegante. Otra versión dice que el nombre se originó a partir de que esas gorras «peaky», que usaban los miembros de la banda, tenían cuchillas escondidas con las que podían cortar o cegar (blind) a sus enemigos o víctimas. Aunque esta hipótesis  no parece sustentarse históricamente, los realizadores la usan como componente dramático.

Las reconstrucciones de época, la banda sonora y las actuaciones son estupendas. Son destacables Cilliam Murphy, en el papel de Tom Shelby, jefe de la banda; Sam Neill, el inspector que se convierte en la Némesis del clan; y Helen McCrory, en una tía Polly que se roba todas las escenas.

Advertencia: altamente adictiva.