
En Giselle.
Para quienes pudimos admirar tantas veces su delirio de campesina enloquecida de amor y su ligereza de fantasmal willi que la convirtieron en la mejor Giselle del siglo XX; para quienes quedamos hechizados por el embrujo de su Odile, con esa creación única que ella dejó como marca obligada de la Escuela Cubana de Ballet en su famosa «vaquita», que ni siquiera intentan (o se atreven a) imitar el resto de las escuelas de ballet del mundo, cuando montan sus respectivos Lago… ; para quienes nunca nos cansamos de los avatares de esa desdeñosa Carmen, a la cual ella supo insuflar como nadie el fiero y sensual espíritu del trópico; para quienes la vimos crear magia en cualquier escenario, ha sido el final de una era.
Ha muerto la gran bailarina. Su mito continuará más allá de toda otra percepción.
Su epitafio podrían ser estas palabras escritas desde Miami por el periodista Wilfredo Cancio Isla: «Su aporte como artista y bailarina supera todo lo demás. Se le recordará como un símbolo de la cultura».

En Carmen, con el primer bailarín Orlando Salgado.
Daína, una vez aplaudo tus palabras. La muerte de Alicia significa el final de una era.
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Se fue un icono de la danza y del ballet a nivel mundial, como artista una personalidad única.
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Que lindas palabras Daina, es conmovedor compartir ese mismo sentir que tan bellamente has expresado de Alicia…los que la vimos desde Cuba tantas veces en su plenitud,
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Concuerdo en esto contigo, Daína, una de las grandes del ballet de todos los tiempos se ha ido. Alicia es Giselle, pero también es Carmen, nunca vi nadie que bailara esos roles como ella.
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Me gustó mucho tu artículo de despedida a quien fue, sin duda alguna, la figura más importante de la cultura cubana en el siglo pasado y de lo que va del XXI, Daína.
Saludos, Sergio.
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ALICIA ES GRANDE ENTRE LAS GRANDES!!!
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