Las plataformas de entretenimiento por televisión han estado entre los recursos más socorridos para paliar nuestra salud mental en medio de la pandemia. Muchos amigos y familiares, tras quejarse de cuán hartos están del encierro, terminan diciendo cosas como «Menos mal que existe Netflix». Tienen razón. Y menos mal que existen los buenos guionistas y los buenos actores de tantos países que, gracias a estos sitios, ahora se encuentran al alcance de todo el planeta. También celebro que esas plataformas sean conscientes de la globalidad de su público y hayan comenzado a realizar filmes y series originales de diversas culturas, y no solo de la anglosajona, que hasta el momento había sido la norma de sus producciones.
De este modo llega Suburra, sangre en Roma, la primera serie de Netflix realizada originalmente en italiano, con personal técnico de ese país. Suburra (también Subura) es el nombre de una zona o suburbio de Roma que data de los tiempos del antiguo imperio y que hoy es parte del patrimonio histórico italiano. En sus calles se desarrolla buena parte de la trama, cuyos principales ingredientes temáticos son: el mundo de los gitanos italianos (conocidos como sinti), la mafia, los sobornos políticos y la corrupción en las altas esferas del Vaticano. Cualquiera de ellos, por sí solo, daría material para un guion interesante, pero unidos se convierten en un material explosivo, gracias a la combinación de actuaciones, guion, banda sonora y una fotografía en función de abundantes primeros planos para los actores, sin desdeñar espectaculares vistas de la arquitectura romana tomadas desde ángulos novedosos.
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