Esta semana he visto escenas de violencia como nunca pensé ver. He leído valerosas declaraciones de artistas cubanos que viven en la isla; también textos solidarios de otros que viven en el exterior. Algunos intelectuales cubanos, dentro y fuera, guardan silencio. Sus razones personales tendrán y las respeto. Lo que no puedo respetar son esos pronunciamientos que intentan justificar el maltrato y la masacre de un régimen armado hasta los dientes contra civiles indefensos que piden el más elemental de los derechos: libertad.
Sesenta y dos años son demasiados. Cierto hombre llegó un día al poder y mintió. Mintió como pocos gobernantes han mentido a lo largo de la historia. Dos años antes de subir al poder ya había asegurado que, tan pronto como derrocara al dictador de turno, convocaría a elecciones libres, democráticas y multipartidistas. Apenas consiguió el poder, dijo: “Habrá libertad para los que hablan a favor nuestro y para los que hablan en contra nuestro, y nos critican” (discurso de Fidel Castro, 1° de enero de 1959).
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